Los dos pueblos de España que han marcado la vida de Jean Reno

Jean Reno es uno de esos actores cuya presencia en pantalla es inconfundible. Su rostro, su voz y su porte han conquistado a millones de espectadores en todo el mundo, principalmente en Francia y Hollywood. Sin embargo, pocos saben que, detrás de su fama como intérprete, también guarda talento como escritor.

A sus 76 años, presenta en nuestro país su primera novela, Emma bajo el cielo de Omán, la historia de una pasión tan intensa como peligrosa. «Una trepidante novela de aventuras en tierras lejanas y misteriosas que rebosa pasión y sensibilidad, protagonizada por una mujer imposible de olvidar», según él mismo describe.

Que se traduzca el libro a nuestro idioma no parece más que una casualidad. El intérprete posee una historia familiar con profundas raíces españolas y sus padres se hubiesen sentido orgullosos de poder leerlo en su idioma natal. Empezando por su nombre. Nacido como Juan Moreno y Herrera-Jiménez, en Casablanca (Marruecos) en 1948, proviene de una familia andaluza que emigró en busca de nuevas oportunidades.

Sus padres, originarios de Sanlúcar de Barrameda y Jerez de la Frontera, dejaron España en una época complicada para el país, marcada por la posguerra y la falta de perspectivas económicas. Casablanca, bajo el protectorado francés, era entonces un destino común para muchas familias españolas que buscaban trabajo y estabilidad.

Aunque Reno creció en Marruecos, su infancia estuvo marcada por las tradiciones y valores que sus padres trajeron de Andalucía. El amor por la familia, el sentido del humor y una pasión latente por la cultura forman parte de esa herencia que Reno siempre ha reconocido y valorado. Más adelante, cuando se trasladó a Francia con su familia siendo adolescente, adoptó el nombre francés que conocemos hoy, una forma de adaptarse al nuevo entorno sin perder el vínculo con sus orígenes.

El cambio de Juan Moreno a Jean Reno no fue simple capricho. Fue una decisión estratégica para integrarse mejor en la industria cinematográfica francesa y para facilitar la pronunciación y reconocimiento de su nombre. Reno es, de hecho, una abreviatura de Moreno, un guiño discreto, pero significativo a su apellido paterno y a su herencia española. De hecho, a lo largo de su carrera, ha interpretado a gran variedad de personajes, muchos de los cuales reflejan esa mezcla cultural que él mismo representa: un hombre nacido en África, con sangre española y una carrera floreciente en Europa y Estados Unidos.

No es casualidad que Reno haya mantenido siempre una relación especial con España. En diferentes ocasiones ha trabajado en producciones españolas y ha expresado públicamente su admiración por la cultura y el cine del país que vio partir a sus padres. «Hace unos años me nombraron hijo predilecto de Andalucía. Y fui allí con mi familia unos días. Recuerdo que estaba en una especie de desayuno rodeado de políticos que se peleaban todo el rato entre sí. Y, de repente, uno contaba un chiste y todos se reían juntos», explica en una entrevista reciente a Telva.

Una costumbre «un poco loca», pero que le fascina porque su padre era así. «Cuando pasaba algo grave se ponía a contar algo divertido. El humor desengrasa mucho. También es un arma importante para la educación, yo lo hago con mis hijos». De hecho, el actor también reconoció que no lloró cuando Chirac le nombró caballero de la Legión de Honor, pero sí cuando recibió el título de Hijo Adoptivo de Cádiz.

Pero no ha sido la única vez que ha soltado elogios hacia España. Ya en otra visita a nuestro país para presentar junto a Aura Garrido Un asunto privado, comentó que «hay una manera de vivir muy agradable, una forma de 'practicar' al otro que no se encuentra en ninguna otra parte del mundo».